El estrés en una de las reacciones emocionales más comunes en la vida moderna. Este sentimiento que produce malestar y sensación de tensión física y/o emocional, puede surgir de cualquier situación que nos haga sentir frustrados, furiosos o nerviosos. Las exigencias propias del trabajo, la multiplicidad de roles que debemos cumplir y la falta de tiempo, pueden generar una importante demanda en el individuo, que puede superar sus recursos personales.
Como consecuencia, si el estrés no se controla a tiempo, puede contribuir a muchos problemas de salud, como hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, obesidad y diabetes.
Si bien hay muchos factores que no podemos suprimir, existen métodos que contribuyen a mantener mayor control de estas variables, de modo que su impacto se vea atenuado.
Estrés Laboral
Sabemos que una mala relación con la gestión del tiempo es una de las causas más comunes del estrés laboral, ya que toda situación que no se administra en forma exitosa puede terminar siendo una fuente de agotamiento, ansiedad o depresión.
Para evitar esto, es importante tener clara cuales son las prioridades e ir abordado en forma planificada las tareas que debemos enfrentar durante el día, dejando espacio para las contingencias, que desajustan nuestra programación y puede terminar siendo un desestabilizador de nuestro equilibrio. Es importante reconocer que tareas podemos posponer (o simplemente suprimir), cuales son realmente prioritarias (hay que ejecutarlas inmediatamente) y cuales son importantes, pero no urgentes (se pueden planificar).
Una buena idea es, al finalizar el día, hacer un listado de todos los pendientes que quedan para el día siguiente, clasificándolas en estos tres grupos (prescindibles, importantes y urgentes).
No olvides dejar tiempo entre actividades para absorber posibles urgencias. Asimismo, procura no saltarte los almuerzos e intenta establecer pequeños periodos de tiempo para descansar, elongar (si trabajar frente al computador) y/o tomar un café.
Asimismo, procura completar los posibles vacíos de la agenda con actividades y tareas que tengan compromisos en lugar de objetivos, por ejemplo, intentar:
· Decir sí a tus prioridades antes que a las de los demás.
· Programar periodos de descanso entre tus actividades.
· No comas en tu mesa de trabajo ni te saltes las comidas.
· Dale importancia al tiempo que vas a dedicar a tu familia, no solo les des el que te sobra. Además, ten en cuenta sus agendas a la hora de planificar la tuya.
· Programar actividades variadas.
Por último, recomendamos probar con la analogía del del cubo de Covey. La cuestión es cómo lograr introducir piedras grandes, medianas y arena en un cubo de modo que todo quepa de buena forma. Si partimos llenando con arena, logramos una buena base, pero al introducir las piedras medianas lo más probable es que ya no quede un apropiado espacio para las grandes.
EL ORDEN ES IMPORTANTE. Entonces, probemos introduciendo primero las piedras grandes, en segundo lugar, las piedras pequeñas y finalmente la arena. Naturalmente las piedras grandes dejaran espacio entre sí que puede ser aprovechado para llevar con arena y de este modo aprovechar al máximo el espacio, para que todo quepa. En este ejercicio, las piedras grandes representan las cosas importantes en la vida profesional, y las piedras más pequeñas serán las tareas y actividades diarias en menor grado. Recuerda, el orden de los factores, en este caso, si afecta el producto.
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